En realidad, de todo lo que tengo guardado en mi armario, sé que usaré unas pocas prendas, el resto, se quedarán esperando. Solemos oír hablar de lo fácil que es vender la ropa que no usamos y así ganar algún dinero, pero me pregunto si ese dinero es lo mejor que puedo conseguir, lo que más valor tiene, y lo que realmente quiero. Ser honesta y coherente en mis acciones, para transformar una realidad social que más que nunca nos pide ser solidarios y ayudar, se consigue con todos y cada uno de los gestos y acciones que realizamos. También cuando decidimos desprendernos de la ropa que no vamos a usar. Por eso he optado por donarla, porque sé que cada vez que dono una prenda, me siento bien, porque sé que lo estoy haciendo bien.